¿Qué son
las drogas?
Una droga es una sustancia que
puede modificar el pensamiento, las sensaciones y las emociones de la persona
que la consume. Las drogas tiene la capacidad de cambiar el comportamiento y, a
la larga, la manera de ser.
Algunas drogas se consideran
legales y otras, ilegales. La consideración de un tipo de droga como legal
(como sucede con el alcohol o el tabaco) implica tan solo una regulación
diferente de la producción y de la comercialización, y en ningún caso quiere
decir que no sea peligrosa.
Todas las drogas comportan un
riesgo y no existe consumo alguno que pueda considerarse totalmente seguro. El
riesgo resulta de la combinación de tres factores: los efectos que provoca la
sustancia, la manera de utilizarla (dosis, forma de administrarla, efectos que
quieren obtenerse con ella) y la vulnerabilidad del consumidor.
EL
IMPACTO SOCIAL
Las drogas no solo perjudican a la
persona que las toma. A su alrededor muchas otras personas padecen sus
consecuencias. Las drogas interfieren en la relación con el entorno, la familia
y el trabajo, y pueden llegar a comprometer seriamente el proceso de
aprendizaje, especialmente en el caso de los jóvenes y adolescentes. Además,
las drogas incrementan el riesgo de sufrir todo tipo de accidentes.
Por todo ello, además de las
consecuencias individuales, es toda la sociedad (en mayor o menor medida) la
que sufre los problemas de las drogas. Y estos problemas son de todo orden:
sanitario, económico, cultural, de inseguridad, etc.
No es extraño, por lo tanto, que
las drogas supongan una preocupación colectiva ni que, para hacer frente a sus
consecuencias, muchos países hayan puesto en marcha políticas de prevención y
rehabilitación, con un elevado coste económico.
LAS
DROGAS Y EL CEREBRO.
El cerebro es una de las partes
del cuerpo más complejas y delicadas. Del cerebro dependen los sentimientos, la
manera de pensar, nuestro mundo interior y la capacidad de relacionarnos con
otras personas. Las drogas inciden de manera directa sobre él e interfieren en
su funcionamiento.
Las drogas actúan sobre el
sistema límbico, que está en la parte más interna del cerebro, y provocan una
sensación artificial de placer. Sin embargo, el cerebro no está preparado para
recibir estos estímulos. El uso repetido de drogas afecta al funcionamiento del
sistema límbico e inicia el proceso de adicción.
Las consecuencias se dejan sentir
también en el córtex, y afectan al control racional de la conducta. La adicción
se consolida.

Dos estructuras cerebrales, el
sistema límbico y el córtex, desempeñan un papel esencial en el control de la
conducta. El sistema límbico controla la vida emocional e instintiva. El córtex
regula el pensamiento y la vida racional. En un sujeto sano, la vida racional
promovida por el córtex domina la conducta.

El sistema límbico es el
responsable del inicio de las adicciones. Las primeras dosis de droga estimulan
los centros de recompensa en el sistema límbico y producen un efecto
placentero. Sin embargo, la administración repetida de una droga produce
cambios en el sistema límbico que alteran los circuitos cerebrales de
recompensa.

El córtex desempeña un papel
clave en la consolidación del proceso adictivo. La actividad del córtex
disminuye de manera progresiva durante el consumo repetido de drogas, de modo
que se produce una pérdida del control racional que ejerce esta estructura
sobre la conducta.
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